Tomado de: Prensa Libre
Escrito por Lic. Julián Salinas *
Jueves 03 de Junio de 2010
Recientemente la dolarización está siendo un tema que cobra relevancia en la palestra pública costarricense y es comprensible si se considera la dimensión política y económica que representa una medida de este tipo, es pertinente en este sentido echar un vistazo a la experiencia reciente desarrollada en la economía salvadoreña; cuyos efectos permiten sopesar las bondades e impactos negativos evidenciados en años posteriores tomando en cuenta que se desarrolló en el año 2001.
Las razones por las cuales se busca la dolarización se resumen en tres: control de la inflación, estables y accesibles tasas de interés bancarias y estabilidad cambiaria. De estos tres aspectos se deriva un sinnúmero de argumentos beneficiosos que buscan justificar la dolarización. Estos beneficios no son tan automáticos como demuestra la experiencia salvadoreña, depende de las circunstancias estructurales en que se desenvuelve la economía Costarricense, de manera que este debate no está cargado lamentablemente solo de beneficios, hay otros aspectos que es necesario incorporar al debate.
Existen factores como la pérdida de la política monetaria soberana de Costa Rica, desaparece la función del Banco Central como prestamista de última instancia y por tanto desaparece también el encaje legal, si se establece inadecuadamente el tipo de cambio inicial, el país puede sufrir un proceso costoso y se pierde margen de maniobra para funcionar en la economía globalizada. En El Salvador no hubo un proceso de consulta ciudadana ni mucho debate al respecto y aunque se manejó inicialmente como un bimonetarismo, es decir, que circularía el colón salvadoreño junto con el dólar, se le prohibió al Banco Central emitir moneda y se recogieron los colones en circulación.
Los efectos fueron sensibles en la economía familiar primero por el redondeo, los comerciantes redondeaban el cambio a su favor. Recientemente hubo algunas encuestas que medían la opinión en relación con la dolarización y la mayor parte de la población expresó opiniones adversas a la dolarización, existe un dicho popular que se maneja en la ciudadanía: “En El Salvador se gana en colones y se gasta en dólares”. La inflación que fue el argumento central no ha sido un argumento sostenible si se considera que entre 1997 y 2002 los precios crecieron 28% (antes de la dolarización); mientras que entre 2003 y 2008 estos crecieron 67% que son años posteriores a la dolarización.
Lo anterior significa que la inflación es un fenómeno complejo que no solo depende de la estabilidad cambiaria; asimismo, la economía salvadoreña ha sido la más impactada de Centroamérica frente a la crisis financiera reciente, siendo la vulnerabilidad ante las perturbaciones externas otro de los efectos negativos de la dolarización.
Este último considero es el argumento más sólido para sustentar mi oposición a la dolarización partiendo de la experiencia salvadoreña; porque se perdería el papel de la política monetaria para enfrentar la volátil economía internacional que en tiempos de crisis es necesaria y apetecible, como lo es hoy por la economía salvadoreña. No se trata de si Costa Rica tiene las condiciones para dolarizar, porque las tiene, se trata de que Costa Rica posee una moneda fuerte y un manejo eficaz de la política económica como para renunciar a tan importantes herramientas.
No se trata de si Costa Rica tiene las condiciones para dolarizar, porque las tiene, se trata de que Costa Rica posee una moneda fuerte y un manejo eficaz de la política económica como para renunciar a tan importantes herramientas.
* Economista salvadoreño del Cinpe
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