La eficacia de la política fiscal depende del adecuado manejo de tres de sus componentes fundamentales la política de ingresos, la política de gastos y la política de endeudamiento. Dentro de estas sin duda es la política de ingresos la determinante, porque constituye la base financiera de las demás.
En base a lo anterior es posible sostener, que un saludable endeudamiento público y una política de gastos que se corresponda con las demandas socioeconómicas de la sociedad Costarricense, supone una política tributaria sostenible capaz de hacer frente a un horizonte estratégico de la política económica, máxime cuando existe una política monetaria austera centrada básicamente hacia el control de la inflación.
Estas ideas permiten introducir al debate de la vigente propuesta de reforma tributaria, donde es pertinente analizar las circunstancias actuales en que se encuentra Costa Rica y las perspectivas intrínsecas que plantea la propuesta de reforma.
Costa Rica para el 2008 registraba una recaudación tributaria como proporción del PIB de 15.3%, de modo que entre 2000 y 2008 esta experimentó un crecimiento de aproximadamente tres puntos porcentuales, ubicándose en la posición ocho de una muestra de 20 países en el nivel latinoamericano, la cual se considera una posición relativamente privilegiada.
Por otra parte es aclarar, que las sociedades poseen demandas diferenciadas acorde a los niveles de consumo público, así como de la estructura de apoyos socioeconómicos, lo que constituye a fin de cuentas, la referencia que debe primar (mas que comparase con otros países); además, las economías en cuanto mayores niveles de desarrollo presenta, mayores son las tasas de recaudación impositiva que reflejan.
Así mismo, la recaudación fiscal podría ser mucho mayor, considerando que existe una elevada evasión fiscal que se registró de 64% para el 2007 (siendo esta una de las más bajas) lo que pone en evidencia serias dificultades para la recaudación, limitando al estado su capacidad presupuestaria que otrora significaría mayores beneficios para las familias costarricenses, menor en endeudamiento y más empleo; sobre todo cuando son recursos que los ciudadanos ya han desembolsado.
Esta es una de las grandes debilidades que presenta el sector público Costarricense y el gobierno debe procurar hacer frente a dicha problemática antes de plantear cualquier modificación en la carga y en la base tributaria.
En Costa Rica, el gasto público como proporción del PIB para el 2008 fue de 15.7% sin embargo de este porcentaje el 13.5% se destina para gasto corriente y se destina tan solo el restante 2% para inversión pública lo que cuestiona en definitiva la calidad del gasto público, el cual no se está aprovechando para obras de infraestructura o inversión social de manera eficaz. Esto refleja otra debilidad de la política fiscal.
En torno a las características de la estructura impositiva se observa tendiente a la regresividad, observándose para el 2008 que los impuestos indirectos representaron el 8.7% del PIB; mientras que los directos constituyeron tan solo un 4.5% del PIB, aspecto que pone al descubierto un carácter regresivo, cargando fundamentalmente al consumo.
La regresividad lo que dice es que la tributación Costarricense poco discierne de la capacidad de pago de las familias Costarricenses, por ejemplo si una familia gana 100,000 colones y otra familia gana dos millones de colones y ambos compran 10 mil colones en el supermercado el pago de impuestos será la misma para ambas familias sin importar quién gane más.
Este aspecto constituiría otra debilidad del sistema tributario que es pertinente tomar en cuenta. De este modo se identifican tres aspectos significativos por consolidar en el sistema tributario para hacerlo más justo y eficaz y que servirá de base para evaluar la propuesta de reforma fiscal vigente.
El endeudamiento público por ser hasta el momento relativamente manejable, habiéndose presentado déficit fiscales no tan elevados, se tomará como una discusión indirecta en el sentido de que si los ingresos y gastos son manejados de forma consistente el endeudamiento también reflejará dicha responsabilidad fiscal. Recientemente el endeudamiento del sector público como proporción del PIB se ha reducido del 60% en 2004 al 40% en 2008 una disminución considerable.
La reforma fiscal en este sentido plantea según el ex ministro de hacienda "Guillermo Zuñiga" tres directrices, cambios a las leyes aduaneras, modificaciones al impuesto sobre la renta y además el proyecto del IVA. El ex ministro plantea esta reforma en etapas orientadas a diversos objetivos.
Los objetivos plasmados en esta reforma son muy pertinentes; dado que es necesario ampliar las capacidades presupuestarias del estado aspirando a una recaudación fiscal del 18% del PIB eso daría un oxígeno financiero al estado para disponer de una política económica fuerte.
El tema polémico de esta propuesta pese a que existe concordancia con los objetivos, es que no se da la adecuada preponderancia a los tres problemas fundamentales identificados en este análisis: evasión fiscal, regresividad de la estructura tributaria e ineficiente gasto público. En este sentido, es necesario replantear algunos de los medios primando aquellas debilidades que es necesario resolver, antes de considerar una ampliación de la carga y la base tributaria.
Para ello deben existir reformas encaminadas a resolver estos aspectos. El combate a la evasión es un componente fundamental de reforma, para lo cual se debe generar un marco jurídico que penalice estas prácticas, así como eficiencia en los procesos administrativos de recaudación e investigación fiscal capaz de identificar la manera en que se realiza dicha evasión, es decir, una reingeniería que haga más eficaz la recaudación.
Es de mencionar que si se combate la evasión fiscal eso indirectamente contribuye a mejorar la progresividad en la recaudación, porque el impuesto sobre la renta es de los que aparentemente presentan altos niveles de evasión. Así mismo debe aspirarse a generar una conciencia ciudadana para inclinar un poco la balanza hacia los impuestos directos, congruente con una discusión ética de privilegio de las familias con menos capacidades productivas.
Finalmente la política fiscal no es solamente ingreso, también hay que poner particular atención a los gastos, tomando en cuenta que debe buscarse cambiar la composición del gasto hacia la inversión pública que contribuye a ampliar la capacidad productiva de un país, así como también, crea una infraestructura de apoyo socio institucional que propenda al mejoramiento de los indicadores sociales y el fortalecimiento de la investigación y desarrollo.